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sábado, 6 de junio de 2015

Desarrollo del cráneo del recién nacido


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Los molineros bebé son una de las preocupaciones de los padres antes de que nazca el bebé. La fontanela, el nombre oficial de "puntos blandos" son aberturas en los huesos del cráneo del bebé también separadas por líneas abiertas, llamadas suturas.

Las funciones de las fontanelas que son altos en la cabeza de los bebés y las suturas están promoviendo la entrega, lo que facilita el paso del bebé a través del canal del parto y permitir el crecimiento apropiado del cerebro.

Poco después de nacer, la cabeza del bebé puede tener defectos sutiles debido a los cambios en el parto. En general, estas imperfecciones se corrigen de inmediato en los primeros diez días de vida.

En el primer año de vida, el cerebro crece la mitad de su tamaño que tendrá cuando sea adulto, casi alcanzando su pleno crecimiento al final del segundo año de vida.

Las aberturas del cráneo (fontanela o puntos blandos) cerca de ese rango. La mayoría fontanela cierra entre el noveno y el viejo bebé quinto mes. Ya la abertura más pequeña del cráneo, se cierra para el segundo mes.

Hay un cambio conocido como craneosinostosis caracterizado por el cierre prematuro de las fontanelas y suturas en las deformidades del cráneo que se producen, como el cerebro se queda sin espacio para crecer adecuadamente.

Los riesgos de la craneosinostosis - cierre prematuro de los huesos del cráneo pueden causar, además de la deformidad del cráneo, lesiones neurológicas graves. Afecta a más niños que niñas, de tres a uno, que afectan a una de cada 2.000 nacimientos.

La craneosinostosis no tiene una causa definida, pero puede ser hereditaria, intrauterina, razones infecciosas o incluso el uso de algunos medicamentos durante el embarazo, como anticonvulsivos, informa el Dr. Mónica de Souza Bomfim Pinheiro, miembro de departamento de Neonatología Pediatría Sociedad de San Pablo.

El diagnóstico se hace por el médico del examen físico del bebé. Por exámenes radiológicos y de neuroimagen, cheques profesionales las suturas cerradas y posibles malformaciones de los huesos de la cara y el sistema nervioso que pueden causar la craneosinostosis.

El tratamiento es quirúrgico que tiene como objetivo crear espacios para el desarrollo normal del cerebro y corregir las deformidades existentes, prevenir o aliviar las consecuencias que puedan existir.

El diagnóstico precoz y el tratamiento de la craneosinostosis, mejor será el resultado.

Consejos

Una monitorización neurológica es muy importante en casos de craneosinostosis.

No siempre los bebés con craneosinostosis estarán con secuelas que impiden el desarrollo del niño.

Siempre consulte a su pediatra para observar el crecimiento y desarrollo normal de su bebé.

miércoles, 29 de junio de 2011

Nacimiento sin violencia


Como se deduce de la lectura del apartado anterior, hacer nacer a un niño sin violencia constituye más una mentalidad que la aplicación de recetas mágicas.

Es preciso reemplazar las ideas preconcebidas y los gestos rutinarios por ideas y gestos nuevos.

Es preciso, sobre todo, considerar al recién nacido como un ser humano, altamente sensible y vulnerable, y no como un paquete inerte que hay que manipular fríamente.
Ese cambio de mentalidad concierne tanto al tocólogo como a los padres.

Al tocólogo, pues debe cambiar algunas de sus costumbres, mollificar algunos de sus gestos, a menudo afianzados por una larga práctica profesional. Debe aprender, sobre todo, a otorgar al niño el principal papel, y a establecer un contacto directo con él.

Sencillamente, debe darse cuenta de que el niño existe en tanto que ser vivo y sensible. Como ya he dicho, para el partero tradicional el recién nacido no es sino un animal de laboratorio, que hay que vigilar técnica y científicamente, y al que deposita lo más pronto posible en manos de la puericultura. Sin embargo, el partero moderno y sensible deberá ocuparse por sí mismo del niño durante su primera media hora de vida, lo que sin duda creará un lazo nuevo, cálido y tierno, entre el médico y el recién nacido.

Los padres deben estar preparados para el parto sin violencia, lo que evidentemente constituye el objeto de este libro. En efecto, deben saber que el comportamiento del recién nacido será, en general, diferente del que puede observarse en un parto tradicional; el niño pasará progresivamente de la vida intrauterina a la vida independiente al aire libre, en un clima de ternura y suavidad.

Los padres no deben pues estar pendientes de los gritos del niño, ni desesperarse si éstos se retrasan o no son muy intensos; uno de los efectos del método consiste, precisamente, en tranquilizar al niño, el cual ya no tiene ni razón ni necesidad de llorar. Nada hay más decepcionante para un tocólogo que logra el nacimiento sin violencia de un niño que oír a la madre repetir angustiada: «¡No grita!». Significa que no ha entendido nada, y que sólo el niño podrá apreciar el método del que se beneficia.

Así pues, los padres deben tener presente que todo va a ocurrir lentamente, en un clima de ternura y de calma, y que podrán observar con sus propios ojos, segundo a segundo, el descubrimiento progresivo que su hijo hace del mundo.

Silencio, calma, luz tamizada, serenidad... Estamos preparados para acoger al niño

Para el profano, el «parto Leboyer» equivale al «parto en la oscuridad», lo que supone una imagen tan falsa como simplista.

Con justa razón, Leboyer insiste en el clima de calma y serenidad que debe presidir la entrada del recién nacido en nuestro mundo.

Ese clima implica la eliminación del ruido: los padres y el tocólogo hablan en voz baja; la eliminación de las luces intensas: en la sala de partos sólo se utilizan luces suaves o amortiguadas, siempre suficientes para permitir al médico trabajar en buenas condiciones; la eliminación de cualquier gesto brusco o brutal, generadores de ruido y que no hacen sino traducir una tensión nerviosa inoportuna.